«Vergüenza, tensión, violencia, son los términos con los que definiría lo que sentí ayer en el Pleno del Ayuntamiento de mi pueblo. Pensaba que iba a ver gestión municipal, y lo que vi fue un hooligan en los espectadores.»
Una vez más, damos voz a un vecino que así nos lo ha pedido y así comenzaba su escrito. Y es que de este tema nosotr@s tenemos que sacarle todo el jugo a ese vídeo que se grabó de estrangis y que estamos deseando ver. Mientras tanto, ahí va nuestro vecino y su opinión de lo pasado anoche:
«No puedo decir que estas líneas son apolíticas, porque no lo son. Y sí, soy un ciudadano de Alfafar que prefiero pasar unas horas de mi vida en el pleno de mi ayuntamiento es porque me importa lo que ocurre en mi pueblo, y porque mi importa saber lo que me tienen que contar los que dirigen desde el gobierno y la oposición el lugar donde vivo.
Ayer noche fui a ver un pleno con morbo, el morbo del ser el primero en realizarse, y no iba engañado, había leído facebook quienes han arengado a la participación al mismo, había visto su tono y sus objetivos, así que un mínimo de espectáculo esperaba.
Llegué pronto porque quería elegir un lugar privilegiado, palco de honor para tan célebre acto, y me senté en el epicentro del salón, con peperos a un lado, sociatas al otro, compromiseros y podemistas delante, e izquierdistas y ciudadaneros detrás, todos con las mismas ganas de espectáculo que yo.
Pero el espectáculo no lo tuve delante, no estaba en los bancos del gobierno, estaba en una silla del público. Tarde, pero cronometrado, entró un señor que agradezco no conocer porque animó de manera “esperpéntica” el acto que es para todos los vecinos de nuestro pueblo.
Y es que yo que he votado puedo soportar que los que estén en la bancada discutan y enfrenten constructivamente posturas. Pero ayer una persona que ha venido a menos, en un estado de “euforia desmedida” no me dejó escuchar, no me dejó disfrutar de mi derecho como vecino de estar en el pleno del ayuntamiento. Tensión, vergüenza ajena ante sus continuadas intervenciones, ante su tono de voz, antes sus acciones inoportunas. Me preguntaba allí mi mismo, si su comportamiento es una de las razones por las cuales a día de hoy su partido, que ahora lo ha ganado todo y está en el gobierno, todavía no le ha encontrado una salida.
Lo que tengo claro es que quiero ir al próximo y espero no encontrarme a este señor, y si esa es la oposición que va a tener el gobierno de Alfafar, una dirigida desde fuera del órgano de dirección… que nos pillen confesados.»
AMÉN.
Me parece curioso que el redactor anónimo de estas líneas («un vecino que ha pedido voz»), no conozca al individuo en cuestión; pero sin embargo, conozca el partido al que pertenece, e incluso, las intrigas internas de dicho partido con respecto al susodicho… Quizás supiese algo más de lo que nos cuenta.